"Ella era de esas a las que les quemaba el frío"

21 diciembre, 2009

Mil historias y una más, los cuentos de Nana.
Aquello único e inexplicable.

Ayer, recibí una de las peores noticias que podían darme, después de las muchas que me han dado. Todo ocurrió ayer, cuando me levante.
Mire por la ventana: las montañas parecían cegarte, gracias al resplandor del sol, todo era muchísimo más blanco, y le hacían a una sonreír, sonreír de verdad, se respiraba una paz inexistente aquí, y todo era demasiado monótono, no había nada que impidiese poder ser feliz. Y ya que era un día monótono, me senté en mi silla lila, y le di al botón de “encender” de la torre del ordenador. No tardaron en aparecer las típicas imágenes de inicio en la pantalla. Y esperé. No sabía por qué, pero estaba nerviosa. Sentía como si algo malo iba a caerme encima, y no me equivoque. Le di al icono del Google Chrome, y enseguida apareció la página principal del buscador más usado en el mundo entero. Le di a ‘marcadores’ y clicke tantas veces como tenía que darle a todas mis páginas preferidas, flickr, blogspot... Y, por equivocación, de di a Hotmail. Y para mi sorpresa, ¡tenía un email!(junto a mil más, pero porque nunca me han gustado, y nunca les he dado importancia). Creo que cuando leí el remitente mi cara se transformó en una mueca de dolor, pena y tristeza. Era ella. No me lo podía creer. Hacía tanto que no sabía nada… la echaba tantísimo de menos…  No tarde en darle a “Abrir” y comencé a leer.
17 de diciembre de 2009.
Te escribo porque ya no sé que más hacer. Cada día mi vida se vuelve más difícil, y cada vez, lo veo todo más oscuro. Ya no sé de qué color pintar mi sol. Ya no sé de qué color es realmente el mundo, ni siquiera sé si necesita un color…
Y aunque parezca mentira, creo que necesito contártelos. Sé que no quieres saber de mí, lo sé. Pero no puedo resistirme. Lo siento mucho, lo siento muchísimo, y lo pase fatal cuando te deje debajo de la farola amarilla, pero creo que ahora te necesito, de verdad.
No puedo llamarte, creo que no me siento con las suficientes fuerzas como para oír tu voz, y no quiero que oigas la mía, no quiero que lo pases mal, ni que estés mal, y, ni mucho menos, que lo estés por mí.
Y como te iba diciendo, ahora mismo no me siento con fuerzas para hablarte, pero por favor, no me contestes, sólo quiero desahogarme, no quiero ninguna de tus reprimendas, lo siento, pero compréndeme.
Últimamente mi vida ha estado rondando en un mundo sin fin, que no ponía barreras, y que tampoco se rendía a ver como lo demás se destruían así mismos, y se lo llevaban con él. Pero hoy…
Te dije que me iba por qué no aguantaba más sin él, ¿a qué sí? Te dije que me fui porque necesitaba huir de los sueños de todos aquellos a los que conocía, y te dije, que este seria nuestro pequeño, pero gran secreto. Y ya sé que te dije muchas cosas más, pero prefiero no recordártelas.
Pues hoy… Hoy soñó que iba de aquí para allá sin mí… si, ya sé que no es nada del otro mundo, que me estaré emparanoyando… Pero… como ya te he dicho, no era conmigo con quien se iba, no, claro que no. Era con otra… y creo que dejarme entre dos sauces llorones no es la mejor opción que una persona puede elegir, sí, es irónico, pero así lo ha hecho.
Hemos salido al parque a ver como amanecía desde la colina esa, que están sumamente verde, y antes de llegar allí arriba me lo ha dicho. Ha dicho que no quiere mentiras entre nosotros y que sabe que yo le escondo muchas. Ha dicho que no puede más. Ha dicho que ya no soy una parte de él. Ha dicho que ya no ocupo su corazón. Ha dicho que le importo una mierda, en resumidas cuentas.
¿Y sabes que he hecho? He desaparecido, sí, eso que se me da tan bien. Creo que aun siento sus caricias, siento su calor, y huelo su aroma a canela y limón ácido, y creo estar en un sueño. ¿Sabes qué? Me tengo que ir. Necesito huir.
Espero poder escribirte pronto, Cookie. Lo deseo con toda mi alma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

bfff, cuánta verdad guardan esas pakabras Dios mío!
Qué ilusos somos de pequeños, y qué felices somos con nuestra ingenuidad...