Aquello único e inexplicable

-¡Dios! Déjame en paz. ¡Déjame!- Y colgó.

Se arrepintió toda una vida por lo que dijo. De haber sabido que eso ocurriría, nunca, nunca lo habría echo. Nunca le abria dado al botón rojo. Nunca.

Y es que es verdad que ella no podía predecir lo que le pasaría en un futuro, pero no se imaginaba, de ningún modo, que iba a acabar así.

El le hizo daño, mucho, quizás demasiado.

Por eso ella, ya nunca creyó más en el amor. Por que eso no existía para ella.

Pero al volver a verlo, al cruzarse con el aquel día, su mundo se derrumbo.

El la habia engañado si, pero deseo que eso de colgarle nunca hubiese existido, que le hubiese perdonada, deseo volver al pasado.

Mientras ella paseaba a su perro, Piña, se cruzo con el, mientras caminaba junto a un pequeñin, muy mono, que era clavado a el.

Ya estaba claro.

Ella se habia pasado una vida entera, esperando el valor a perdonarle, y después de siempre recordar cuando el le juro que siempre estarían juntos, que su corazón era de ella... se le cayó el mundo encima.

El tenia un hijo, se habia enamorado de otra, y lo que ella pensaba que tenia por su corazón, solo era una visión borrosa de algo con lo que habia estado echando toda su vida a perder, de lo que habia soñado, por que ese era su sueño, no el de el.

Y.. se dio cuenta de que los sueños, sueños son.